Un
invento de primer orden.
Más
de cien años de hegemonía absoluta, y aún en producción.
No
es que haya mucho escrito sobre el tema - comparado con las estilográficas - y
lo poco que hay está casi todo en inglés.
Como
el compensar la injusticia excede a este blog, damos a continuación dos muy buenos
y explicativos estudios disponibles gratuitamente en internet:
The Story of the invention of Steel Pens - Henry Bore - 1890
Disponible como libro (p.ej.
en Amazon), también se tiene digitalizado en la biblioteca del “Proyecto
Gutemberg”, que recomendamos conocer y utilizar.
Dividido en tres capítulos,
el primero (¡denso!) da todas las referencias históricas, el segundo explica el
proceso de fabricación, con preciosos dibujos a plumilla de época, y el tercero
relata la historia de la marca Perry & Co. con algunas de sus plumillas.
The Steel Pen Trade – A.A.S. Charles
Basado en el anterior, aunque
escrito cien años después, utiliza desde dibujos del anterior a fotografías (en
B&N), y trata sobre los fabricantes y marquistas ingleses de 1930-80, el
proceso de fabricación (manual y automatizado), los mercados mundiales, y algo
de la marca D. Leonardt & Co.
También está disponible como
libro impreso.
Con
esto liberado, podemos iniciar el inmenso tema…por alguna parte.
Digamos
que el diseño copió la punta afilada de una pluma de ave, y se intentaba que
fuera igual de flexible.
Lo
primero que hoy se aprecia es que los gavilanes – sin iridio - se abren, y al
menor desplazamiento lateral, ¡RASCAN!
Los
niños aprendían no solo caligrafía, sino a tener una mano suave, a no apretar
sino modular la presión para obtener un ancho variable, fino en las subidas y
transversales, grueso en las descendentes.
Lo
siguiente que hay que mencionar, viendo arriba la punta doblada para minimizar
el rascado, es que el ángulo de la plumilla con el papel debía ser mucho más
tumbado que el actualmente usado (y derivado del uso casi vertical del
bolígrafo).
Catálogo Soennecken: ¿Qué plumín es mejor para mi mano?
En el recuadro: postura normal y oblicua, con los números
de pumillas fina, media y gruesa.
Luego
estaba la tinta. La usada hoy para estilográficas debe ser muy fluida, pero no
se agarra bien a una plumilla. Las tintas de plumilla suelen tener goma laca,
goma arábiga u otro espesante, que aumentan su capacidad de adherencia (y que si
se usan en estilográficas, las atascan).
Además,
las plumillas de nuevas venían con el aceite de fabricación, que las protegía
del óxido y de pegarse unas a otras. Sobre aceite ninguna tinta “moja”, y hay
que retirarlo con alcohol, con pasta de dientes, o pasándolas por la llama (¡ojo!,
muy poco o se destemplan).
Una vez desprotegidas,
la corrosiva tinta ferrogálica de entonces las echaba a perder en breve, aunque se
lavaran y secaran tras su uso.Duraban poco. Se vendían normalmente en cajas de 25 o 100.
Y como dice Charles en su
libro, se vendían miles de cajas a cada cliente (ministerios, bancos,
ferrocarriles, etc.) en cada pedido recurrente.
En un intento de evitar
al mismo tiempo el rascado y la corrosión, se usó el cristal.Funcionan bastante bien, pero el conjunto resulta pesado y un mínimo golpe las desportilla (ver el mango inferior).
Las
originales – dirigidas a particulares y uso personal - son bastante escasas.
Hoy abundan las copias, sobre todo las gordas italianas “de Murano” (las mostradas).
Veamos ahora las muy distintas formas de pumillas: tomamos como base un catálogo “físico” de las más frecuentes de la marca española JAER, que las identifica por nombre.
Algunas se repiten con una “N” tras el número, que indica que son “niqueladas” (un intento de hacerlas algo menos oxidables), pero había otros tratamientos como el pavonado (gris oscuro, debajo de la “Dibujo 809N”), cobrizado, etc.
Pero si se fijan, el de JAER solo muestra plumillas de “escritura”, y solo una o dos por “tipo”. El de Soennecken muestra todas (caligrafía, rotulación, trazado, etc.), y a cambio no tiene el “Pico Pato” entre sus oblicuas.
Había
plumillas para todo lo imaginable, y con las sutilezas de cada uso y cliente
(incluso para escribir sobre lino en lavanderías). Los colegios franceses usaban
plumines “finos”, mientras que árabes, iraníes, urdus y magrebíes preferían
puntas más anchas y preparadas para escribir de derecha a izquierda.
Y si los clientes o mercados
pedían por cientos de miles, se les hacían.
Plumilla para las Oficinas de Correos de Uruguay
Veamos
los tipos básicos:
CORONA
Una
plumilla de escritura en general. Ésta está “cobrizada”.Otra plumilla de escritura general.
La
marca “Cervantinas” solía marcar el año de producción, en el que además
variaban ligeramente de forma y acabado.
HERRADURA
Escritura
general.
Según
el catálogo de R.Esterbrook, era su modelo más popular (llamadas “Falcon”).
Puede
verse que la punta está conformada en un intento de disminuir su rascado.
Rígidas,
para escritura rápida.
SARGENTO (BRIGADA)
Una
variedad de la “Lanza”, pero muy rígida (de ahí su nombre, por la fama de los
homónimos militares).
IRIDIUM
(DINÁMICA, IMPERIAL,…)
Rígidas,
para escritura rápida y economía de tinta. Usadas en las escuelas para
caligrafía, y por dibujantes que preferían su trazo más grueso, rápido y suelto
que con las finas de dibujo (ver más adelante).
Volvemos
a ver evolución de forma con los años.
OBLICUA
y PICO PATO
Su
principal virtud está en que permite ver lo que se va escribiendo, sin afectar
al apoyo, ya que el punto está en el eje del cuerpo.
En
la JAER 807 se aprecian ranuras para un extra de flexibilidad.
CORTE
ESPAÑOL (“Stub”)
Plumín “itálico” que modula el ancho
de trazo, de grueso en los descendentes, a fino en los transversales.
DIBUJO
(“Crow Quill”)
Súper-flexibles,
pequeñas y de menor diámetro transversal que el resto (necesitan de un mango
propio). Trazo extra fino.
Por
lo general pavonadas.
OTROS
MODELOS DE USO ESPECÍFICO:
Izq.: TAQUIGRÁFICA (ESTENOGRÁFICA) – Escritura muy rápida
con gran carga de tinta.
Der: PARALELAS – Realmente dos plumillas a distancia
fija.
Izq.: ITÁLICAS – Punta recta. Escritura similar a la
pluma de ave, para caligrafía en alfabetos Gótico, Latino, Uncial, Carolingio,
etc.
Der: ARÁBIGA – Punta recta. Escritura árabe de derecha a
izquierda.
Arriba: Pentagrama. Abajo: escritura de Notas (con doble
ranura)
Las españolas (der.) son simples. Las alemanas (izq.)
llevan chapas postizas para aumentar la carga (ver abajo).
Izq: Contabilidad (EF, rígida). Centro y Der: Fantasía
(italianas)
Por
último (de lo que aquí mencionamos sobre plumillas), la carga de tinta en cada
mojado era pequeña. Cada dos renglones a lo sumo había que interrumpir para
volver a mojarla.
Si
esto era una pesadez en escritura, en otras aplicaciones como rotulación,
trazado, e incluso caligrafía, era un desastre agotar la tinta antes de terminar
el trazo.
Se añadieron así unos
postizos pavonados de chapa puestos sobre y bajo la plumilla que aumentaban notablemente
su carga de tinta (¡y su borrón si se sacudía!).
Las
plumillas se envasaban en cajas, metálicas o de cartulina, conteniendo generalmente
100 (a veces 25, a veces una gruesa), y casi siempre decoradas, que hacen que
su coleccionismo sea frecuente.
Un
detalle típico es que en el anverso de las cajas siempre se alaban las excelsas
cualidades de su marca.
Aunque
no siempre los hechos demostraban “los cuidadosos métodos, técnica
especializada y la escrupulosa selección”:
Arriba se observa que troquelaron lo escrito en el anverso de la plancha, y abajo se aprecia un fuerte desvío en la alineación.
Arriba se observa que troquelaron lo escrito en el anverso de la plancha, y abajo se aprecia un fuerte desvío en la alineación.
Miguel
Huineman
Se
agradece la colaboración entusiasta y desinteresada de D. José Mª Palomo
(“scribens”), tanto en la preparación de la presente entrada, como suministrando
multitud de fotografías de su colección, de las que lamentablemente solo hemos
podido incluir unas pocas.
Magnífico post. No conocía su blog y me parece de lo más interesante. Un saludo.
ResponderEliminarHe obtenido más información en tu post que de muchos expertos en el tema.
ResponderEliminarMuy buen trabajo.
¡MUCHAS GRACIAS!
Muy educativo, disfrute de la lectura, gracias
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