Recuperamos esta pluma en condiciones lamentables:
Al intentar abrirla, ¡y sin hacer casi fuerza!, nos quedamos con la boquilla dentro del capuchón, menos el manguito de la boquilla, que se fue con el cuerpo.
Expliquemos:
al tirar del cuerpo, éste arrastra a la boquilla desde su manguito por la
rosca, que transfiere el esfuerzo al ensanche de la boquilla sobre el que apoya
el anillo, que debería haber resbalado por el tubo ranurado (“embrague”)
interior del capuchón.
Pero al estar todo muy oxidado,
el anillo rozaba mucho, y el plástico
envejecido cedió.
Sumamos mas tragedias: al investigar el mecanismo de carga, que como es tan frecuente en esta marca estaba roto, nos dejamos el tornillo ligeramente extendido, y al cerrar – suave – la contera, ésta reventó por el “Punto dorado”.
Cosas que pasan coleccionando
plumas antiguas, cuando están viejas. Y además, uno personalmente, queda con la
sensación de ser un miserable pringao.
Pero tratándose de una
escasa “BB-G-tipo-20”, pensamos en intentar arreglarla.
Las partes tenían un buen ajuste:
Lo primero fue limpiar de corrosión al anillo culpable, con un cepillo de alambres:
Para pegar los trozos, y
dado que ambas rompieron por tracción (tirón), donde ningún adhesivo destaca,
pensamos en usar un disolvente que “soldase” el Metacrilato de Metilo del que
se hacían las “BB-G”: la acetona.
Para ello, se debían unir
las partes lo más juntas posible, para que al entrar la acetona por
capilaridad, con unas pocas moléculas que se disuelvan basten para unir, antes
de que se evapore rápidamente. Y que no se muevan, mientras y después, pues
aunque veamos seca la unión, el plástico queda “tierno” por unas cuantas horas.
Para el manguito utilizamos un bloque “suave” de desmontaje de alimentadores, en madera de pino, donde se atornillaron unos tirafondos para montar una goma elástica:
Y para la contera, donde faltaban trozos, un gato “suave” también operado por goma elástica:
La acetona cumplió bastante
bien. No se piense que hizo el milagro de recuperar el estado original, pero
las uniones quedaron bien firmes.
Tras ello pasamos a lijar (#800, al agua) y pulir las piezas, no solo la contera, sino también cuerpo y sobre todo la boquilla, que arriba se la veía contraída en retícula.
Con ello la pluma ha quedado
salvada “para colección”, con la precaución de que el “embrague”, aunque ha
sido limpiado con un cepillo de tubos, no está pulido y su fricción puede
volver a repetir el desaguisado.
Miguel
Huineman
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