Al ver que la fábrica de PUYSAN
iba a cerrar, Juan Sáchez Navarro presentó en Noviembre de 1947 una Solicitud
de Apertura de un taller de plumas ante la Delegación de Industria de Albacete,
que se concedió en 1948.
Con la ayuda de su suegro, un comerciante hijo de
italiano que trabajaba en Mazarrón, que le prestó 9.000,- Ptas., abrió un
pequeño taller de 25 m2 en la calle Parra 18, de Albacete, con la idea de
dedicarse a reparar estilográficas. Su equipo lo formaban un motor de 2 CV que
movía, mediante un eje sobre-elevado, un pequeño torno, un taladro, una
pulidora, y una prensa comprada a un amigo de Alcantarilla (Murcia) para hacer
los clips. Junto a su hermano (que permanecía trabajando en la Maestranza Aérea
de Albacete) construyeron una fresadora para hacer alimentadores. Las fresas
extra-finas necesarias para fabricarlos se hacían a mano limando “en taco” varias
cuchillas de afeitar.
Cuchilla de afeitar de tres agujeros,
con taladro circular central, donde se ponía un tornillo y se apilaban
cuchillas para formar un taco, que se recortaba al círculo dibujado, y después
se limaban los dientes de la fresa esbozados.
Nadie más se dedicó a las plumas en Albacete.
El nombre de “Jabalina” vino de observar que varias
marcas tenían nombres de picos de montaña, y eligió el del “Cabezo de la
Jabalina” de Ceheguín. Registró también la marca EVEREST (distinta de la
CL-EVEREST de I.C.S.A.)
Su hijo mayor, Eduardo Sánchez Muliterno, con 10 años,
abandonó el colegio en 1949 para ayudar a su padre y “aprender el oficio” como
aprendiz.
D. Juan
Sánchez Navarro, y foto del taller en 1953 con aprendices. El segundo por la
izquierda, sujetando la correa del torno, es su hijo Eduardo.
Fotos de
Arteguía de la Escritura, la del taller es a su vez de Foto Cobo.
La materia prima era ebonita en barras de un metro,
obtenida desde DUX (Madrid).
Las primeras plumas del taller eran clónicas de las
Puysan, incluso es probable que usaran partes originales de aquélla marca,
aunque en breve evolucionaron en modelos propios.
Pluma
Jabalina por la vitola, aunque es idéntica a una Puysan hasta en el “Punto
Verde” de la contera.
Fue la Cooperativa de la Guardia Civil la que hizo el
primer “gran pedido” por cien plumas a 40,- Ptas cada una.
En 1954 se registra la marca JABALINA INDUSTRIAL
(Sociedad Unipersonal) en la calle Puerta de Murcia s/n (hoy c/ Hnos. Falcó).
La materia prima pasa a ser Metacrilato de Metilo
(Plexiglás) en 1954 o 1955, aprovisionado desde PLEXI (Valencia) en planchas de
15/16 mm de espesor, transparentes y de color sólido (nacaradas para plumas de
1ª Comunión). Se cortaban en tiras y torneaban.
Las piezas metálicas para clips y anillas eran de latón,
cromadas o con baño de oro. Los plumines eran de acero, o de oro (aprovisionados
por Damiá Onsés) a petición del cliente.
Durante un tiempo aprovisionaron celuloide vasco, pero
estaba poco envejecido y era inestable, produciéndose contracciones en las
piezas. Tras un incidente sin consecuencias personales, en que se inflamaron
explosivamente las virutas con la estufa del taller y se derribaron paredes, se
abandonó el producto.
Las series iniciales eran de 20-30 unidades, fabricadas
de forma totalmente manual y laboriosa, sin planos, hasta los años ‘60s. Como
ejemplos, los depósitos requerían el pulido a trapo interior con pasta blanca
de pómez, aparte del pulido general exterior, y las roscas de cuatro entradas
del cuerpo y capuchón se hacían manualmente, en tornos de engranajes simples sin
caja Norton.
Pluma Nº 29
donde se aprecia una falta de pulido interno en el posterior del depósito.
En 1959 y justo tras el servicio militar, el hijo Eduardo
con 20 años, marcha a Séte (Francia) y de ahí a Oyonnax, capital por entonces
de la inyección de plásticos, donde trabajaba sin sueldo y por las noches para
evitar las inspecciones (más frecuentes de día), y de ahí fue a un taller de
moldes.
En el año 1963 se adquiere la marca SCRIKSS junto con su maquinaria, y se entra en
una etapa de mayor normalización al empezarse a inyectar. Las series pasaron a
ser de tres o cuatro mil unidades, en acetato o poliestireno.
La marca “Scrikss” se utilizó conjuntamente a la
“Jabalina”, a veces como tal, y a veces como “Scrikss-Jabalina”, para plumas y
bolígrafos similares a los “Jabalina”, aunque solían ser de calidad algo menor.
En 1964 regresa Eduardo Sánchez Muliterno de Francia, con
los conocimientos de inyección y con una firme apuesta por los bolígrafos. Su
padre, que mantenía la prioridad hacia las estilográficas, le emancipa y le da
plenos poderes en la empresa. En el plazo de dos días, D. Eduardo compra una
nave y procede a su instalación.
Calle Parra
18, a la izquierda, y primera nave del Polígono a la derecha
En Noviembre de 1964 se crea STYB, Soc. Unipersonal, acrónimo
de “eSTilográficas Y Bolígrafos” (aunque D. Eduardo bromee diciendo que se
trata de “siempre trabajando y batallando”), pues el nombre “Jabalina” no era
apropiado para la exportación que pretendía acometer.
Desde entonces Jabalina y STYB coexisten - hay facturas
con ambos nombres - aunque la primera va menguando y la segunda creciendo
espectacularmente. También va creciendo la fábrica.
Jabalina Internacional, S.A. (creada en 1982) desaparece
en 1986, año del fallecimiento del fundador, aunque éste ya llevaba tres años
sin ejercer cargos.
Miguel Huineman
Se agradece a los que han prestado sus colecciones para
la fotografía.
En especial, se agradece a D. Eduardo Sánchez Muliterno
su hospitalidad, tiempo y entusiasmo al compartir con nosotros sus memorias.
Parte de los datos provienen de un artículo sobre
Jabalina, “Una Pluma a su Medida”,
publicado en la revista Arteguía de la Escritura, a su vez escrito por
D. Eduardo, en 1994.
No hay comentarios:
Publicar un comentario