El modelo “de Botella” evolucionó – corrigiendo sus defectos – hacia la que, tal vez, sea el modelo más típico y carismático de la marca: el llamado Nº 29
El capuchón tan solo recibió un ancho anillo en el labio,
pero el cuerpo transparente se acortó, roscándole una contera que ocultaba un
“cuentagotas”.
La presión simple y reiterada sobre la goma hacía subir
la tinta por el tubo de ventilación, y caer al depósito. La siguiente presión
expulsaba aire interno por el tubito y al soltar volvía a aspirar tinta. Así
hasta llegar al nivel de su extremo, cuando se expulsaba lo mismo que aspiraba
y se consideraba llena la pluma.
Este sistema, inventado en las “Postal Pen” americanas de
1927, cargaba fácil y admitía una considerable cantidad de tinta. El sistema
fue muy usado. Las últimas plumas españolas en usar este sistema fueron las Soffer 22 y 23 fabricadas por Aurum.
Pioneer
(Wearever) de tipo Postal
Su fabricación, totalmente manual en metacrilato de
metilo, era lenta y laboriosa (ver Historia).
Las series iniciales eran de 10 a 20 plumas, llegándose al final de su periodo
a series de tres o cuatro mil unidades. Estas plumas fueron fabricadas entre
1953 y 1964.
La marca iba grabada en vertical en el clip, que se insertaba
en una arandela que sujetaba un cabujón plástico del color del cuerpo.
Pese a su dificultad, este modelo tuvo múltiples
variantes:
Colores:
negro, azul, gris, rojo y verde en colores sólidos, y al menos en azul y
blanco-perla irisados.
La
pluma superior (carente del anillo del capuchón), es del tamaño estándar (13,5
cm), mientras que la de 1ª Comunión es de tamaño Cadete (11,5 cm), con plumín
abierto de oro.
Fornituras
(en
latón): cromadas, o con baño dorado.
Boquillas: tres, la
clásica de plumín semi-oculto, la de plumín oculto, y la de plumín abierto
(solo se conocen con plumín de oro).
Plumines
(siempre con punto de iridio): de acero dorado, o en oro de 14 K.
El precio de 100,- Ptas para la pluma estándar debió de
haber estado marcado por la coetánea (1953-57) Inoxcrom 41 que costaba lo mismo, aunque siendo ésta última fabricada por
inyección, debió representar una durísima competencia, forzando a Jabalina a
adoptar los medios de inyección de plástico en sus siguientes modelos.
Miguel Huineman
Se agradece a los que han prestado sus colecciones para
la fotografía.
En especial, se agradece a D. Eduardo Sánchez Muliterno
su hospitalidad, tiempo y entusiasmo al compartir con nosotros sus memorias.
Parte de los datos provienen de un artículo sobre
Jabalina, “Una Pluma a su Medida”,
publicado en la revista Arteguía de la Escritura, a su vez escrito por
D. Eduardo, en 1994.
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