Un hermano de Lothar, el que a mitad del s.XIX había
encauzado la empresa de su bisabuelo, también se dedicó a las cosas de
escritura y, como queriendo competir, lo hacía en Alemania (podía haberlo hecho
en otra parte, como Eberhard, el hermano pequeño, desde Nueva York). Terminó
siendo absorbida mucho después por la original, la hoy conocida multinacional
Faber-Castell.
Pero mientras, su empresa tenía como logotipo “dos
martillos”.
Antes y durante la Guerra Civil, en España se importaban productos de su extenso catálogo.
Imágenes del
catálogo de 1937
Pero en la autarquía la cosa fue diferente. Un tal
Guillermo Roeb Ungehener de Madrid (c/ Alcalá, 40), un marquista del que no
sabemos muy bien si era su representante o “iba por libre”, registró la marca
en 1948.
Dos lápices
de grafito del mercado español y un sacapuntas en bronce grabado JOHANN FABER –
ACME (¿para el Coyote de Looney Tunes?)
Si añadimos que en España estaba HISPANIA, fabricando
lápices de la marca JOHANN SINDEL,
con un logotipo similar de “dos hermanos”, y además FABER-CASTELL, ya tenemos la confusión montada.
En cuestión de plumas, el Sr. Roeb parece “haber ido por
libre”, siendo un marquista de lo más tradicional, que compraba, marcaba y
distribuía según se le presentaba la oportunidad.
La
primera pluma que le conocemos posiblemente le fuera fabricada por CONDOR (sabemos que, como era habitual, ésta
fabricaba para terceros).
Una
pluma en celuloide negro y carga por botón, con un clip marcado en vertical y
con el anagrama arriba.
El plumín de 14K está marcado con el nombre en dos
grafías distintas y el logotipo en un cartucho (las cabezas de los martillos
están formadas por tres puntos).
La
siguiente pluma tiene mucho parecido con una ERO o ADMIRAL, que perteneciendo a un marquista alemán (W. Mittrach) no produce demasiada
sorpresa.
Como
es obvio, es de carga por émbolo, capuchón a rosca y plumín-alimentador a rosca.
Otra pluma de carga por émbolo (al estilo alemán, la
contera se retira y aparece un cilindro rayado que actúa el pistón) y con capuchón
plástico pintado en dorado.
Mala. Pertenece al autor, que durante la carrera la usaba
solo como “depósito auxiliar de tinta” por si se acababa la de su usual Parker 45.
Por último, la pluma de cabecera, con carga por
cartuchos (de un tipo desconocido), capuchón plástico dorado a rosca, y plumín
de “uña” en acero dorado con iridio (detalle general en todas).
Por la secuencia, se deduce que la calidad de las estilográficas
fue decreciendo durante el periodo que estuvo en activo. No se conocen plumas
posteriores, probablemente por la apertura del mercado a importaciones
internacionales.
Miguel Huineman
Se agradece a quien ha prestado su colección para
fotografía, a D. Rafel Pujol los escasos datos de la marca, y a J.Mª Palomo
(scribens) por el catálogo de 1937.
Hola Miguel,
ResponderEliminarUna pregunta, como diferenciar las españolas de las alemanas en el caso de J. Faber?.
Gracias anticipadas y saludos,
Bonita pregunta. Solo cuando es muy obvio: tengan rotulados castellanos (difícil en plumas), se hayan comprado aquí + sean autárquicas (porque si no pueden ser alemanas importadas), o sean claramente de otro fabricante español que se las marcó.
EliminarCon todo, siempre quedará una duda razonable.