Para el fundador Manuel Vaqué, la política empresarial
siempre fue el fabricar la mejor calidad al menor precio, lo que solo podía
lograrse automatizando la producción para independizarla de la mano de obra, y produciendo
grandes series que permitieran a un corto margen unitario absorber los costes y
las amortizaciones. Añadía el no gastar en publicidad (diferencia que siempre
mantuvo con su socio Ricardo Gurina) pues “los gastos de publicidad los acaba
pagando siempre el consumidor” vía el precio del artículo (en esto coincidía
bastante con Manuel Portús, su competidor de Super T).
Desde Mayo de 1980 Manuel
Cuadrado Pérez tenía plenos poderes administrativos en INOXCROM, S.A., y fue él
quien descubrió las posibilidades comerciales del mercado publicitario, por lo
que decidió apostar muy fuerte en él, en
contra de M. Vaqué - pero con el apoyo de R. Gurina - para quien cortar la
línea de producción representaba encarecer el artículo (pensemos que por
entonces se producían 400.000 unidades diarias) pues pocas empresas habían de
comprar para publicidad cantidades que mantuvieran el ritmo de fábrica.
D.Manuel
Cuadrado, acompañado por D. Ricardo Gurina, en una feria allá por el año 1989, cuando sacaron el producto SAKYO por su fonética, antes de saber que en japonés significa "la ciudad de al lado"
(Fotos cedidas por el Sr. Cuadrado, al no gustarse en la anterior del vídeo promocional)
(Fotos cedidas por el Sr. Cuadrado, al no gustarse en la anterior del vídeo promocional)
La apuesta por el mercado publicitario fue uno de los mayores aciertos de la historia de Inoxcrom, provocando una expansión de su mercado hacia lo que entonces se llamaba “Regalo de Empresa”. El coste de la necesaria manipulación lo absorbía con creces el sobreprecio que se cobraba por la serie, sumando el hecho de que todo el proceso se realizaba “en fábrica” (sin subcontrataciones).
Esta decisión colocó a INOXCROM en los primeros puestos
mundiales, ya que era casi el único fabricante en “marcar” publicitariamente,
trabajando toda la superficie de todas las piezas en bruto, incluso usando
procesos que implicaran temperatura. Se llegaron a modificar los moldes de
inyección en función de las necesidades del proceso publicitario lo que, ya por
sí solo, les permitió entrar en mercados tan difíciles como el USA.
Pintura azul sobre cuerpos de UNO en fábrica
Nació así el mercado de publicidad de empresas, llamado posteriormente "Bitubi" al pronunciar en Inglés las siglas "B2B" provenientes de "Business to Business", diferente del mercado a consumidor "Business to Customer" o "B2C".
Estilográfica y portaminas UNO-B2B
A pesar de que Vaqué consideraba estos plásticos un contrasentido de lo que era un instrumento de escritura “como debía ser”, se
recuerda una conversación entre él y Gurina que se saldó con la frase “que suerte que Cuadrado nos lleve la
contraria”.
Pero Vaqué añadió en su política empresarial una
exigencia a lo anterior: la MARCA. Nunca se aceptó ningún pedido de “marca
blanca”, exigiendo siempre que “Inoxcrom” apareciese en todos los productos B2B
que saliesen de fábrica, lo que podía ser un hándicap para el mercado
publicitario, en el que la marca patente y explícita debía de ser la
patrocinadora. Además, la Aduana Norteamericana exigía grabar SPAIN como origen
del producto. Para ello, Cuadrado encargó que se corrigiesen los moldes para
que la marca “Inoxcrom Spain” apareciese en alguna parte semioculta. Así en las
UNO aparece por detrás del clip, al igual que en las posteriores SYDNEY y
derivadas. En las coetáneas 272-SAKYO aparecía en la contera. Y siempre
apareció en el plumín.
Marcaje en el posterior del clip de la Guinness, Cristal
(posterior y frente) y contera de 272
Hoy siguen en producción.
Como comentario final, el autor no quiere dejar pasar un
ejemplo de la 5ª Ley de Murphy: “Si haces
algo al gusto de todos, a alguien no le va a gustar”. Tras hacer un
artículo con enormes superficies marcables, aquí mostramos el ejemplo de la suma
discreción promocional.
Miguel Huineman
Se agradece la participación de D. Manuel Vaqué Boix, hijo del fundador, que casi ha escrito la
monografía, y de D. Manuel Cuadrado Pérez,
mencionado protagonista, que ha revisado el texto y cedido sus fotos.
Gracias por estas entradas.
ResponderEliminarQué chulos y duros eran, pues salvo rotura por accidente grave con cambiarle el recambio tipo Parker G2 por otro, pues a seguir funcionando. Se extendieron ¡por todas partes! En publicidad, oficinas... y por ende, aún en otros tiempos, se convirtieron en casi un fetiche entre los colegiales de la época.
Yo no conservo ninguno por desgracia. Tuve varios en bolígrafo (por desgracia ni portaminas ni aún menos pluma) estando aún en la primera mitad de la EGB, de la Schweppes que era chulísimo, que era negro con puntera y clip en un amarillo mostaza muy bonito. En el clip a lo largo tenía las tipografías de Schweppes y justo bajo el clip tenía el escudo rojo. Muy bonito. Y llegué ver el mismo pero de Caterpillar, también muy guapo. Tuve otro "inmaculado de publicidad" que era blanco con clip y punta en azul celeste, y gracias a la foto de cabecera de ese blanco y negro recuerdo que tenía en celeste todos los anagramas (¡precioso!) Y por casa rodó bastantes años uno de El Corte Inglés (blanco, punta y clip verdes, y por todo el barril en espiral las tipografías "El Corte Inglés" en verde sobre el blanco).
Así como muchos que eran muy fáciles de ver y populares: los de Pryca, Continente, de tabaqueras como Marlboro, de empresas transportistas...
Yo creo que si los pudieran fabricar los de Inoxgroup, junto a los Rocky, cuidando algún expositor chulo para que se vean fácil en papelerías y entren por los ojos con combinaciones de colores bonitos, los venderían como rosquillas... yo más de uno seguro que compraba.
Eran de plástico sí, pero de calidad. Duraban y aguantaban lo indecible. Los míos rodaron en plumieres y mochilas lo indecible, y no sé donde irían a parar, pero puedo asegurar que rotos, seguro que no, y con mal aspecto por posibles rayones y roces del uso, tampoco. Pero se me descontrolaron y los perdí de vista, eso sí que es cierto: conservo aún varias cosas de escritura de esos años, entre ellos un portaminas de plástico del 0,5 mm sin marca (el primer portaminas que tuve, luego ya llegó uno bueno en verde de 2 mm que si no era Faber Castell, era Staedtler) que venía con alguno de los estuches escolares típicos que había de Lotto y otras marcas con el kit de rotuladores, lápices, algunas reglas y cartabones, algún compás, tijeras pequeñas y demás. Por lo que más coraje aún me da como perdería de vista y control aquellos bolígrafos B1.