Justo tras acabar el servicio militar en 1959, con 20
años, Eduardo Sánchez Muliterno abandona JABALINA
y marcha a Séte (sur de Francia) donde estaba su tío Vicente. De ahí marchó a
Oyonnax (Francia, entre Lyon y Ginebra), que por entonces ya era “la ciudad del
plástico”, donde había multitud de
empresas familiares con medios de inyección fabricando, sobre todo, flores de
plástico. Trabajó inicialmente de aprendiz sin sueldo, y por las noches para
evitar las inspecciones, más frecuentes durante el día.
D. Eduardo
Sánchez Muliterno en 1994 (foto Styb), y en 2014 durante la entrevista y visita
a la fábrica que nos ofreció.
En 1964 regresa de Francia, con los conocimientos de
inyección y con una firme apuesta por los bolígrafos como instrumentos de
escritura con futuro. Su padre, que mantenía la prioridad hacia las
estilográficas, le independiza y le da plenos poderes en la empresa. En el
plazo de dos días, D. Eduardo compra una nave y procede a su instalación (el
año anterior su padre había comprado la marca Scrikss y su maquinaria,
especialmente la de inyección).
En Noviembre de 1964 se crea STYB, Soc. Unipersonal,
acrónimo de “eSTilográficas Y Bolígrafos” (aunque D. Eduardo bromee
diciendo que se trata de “siempre trabajando y batallando”), pues el nombre
“Jabalina” no era apropiado para la exportación que se acometió, empezando por Inglaterra (aunque
Méjico es su plaza más importante).
Desde entonces Jabalina y STYB coexisten – eran realmente
lo mismo - aunque la primera va menguando (hasta desaparecer en 1986) y la
segunda creciendo espectacularmente. También va creciendo la fábrica.
En 1978, coincidiendo con el traslado al Polígono
Industrial de Campollano y por recomendación de los abogados, se convierte en
STYB, S.A.
Polígono
Industrial de Campollano. Nave inicial en 1978, con sus vecinos de “Metalúrgica
y Plásticos, S.A.”, y la planta actual vista con Google Earth.
Una característica marca su carisma: Albacete estaba
aislada de los posibles proveedores - recordemos
que la España profunda de los 60’s y 70’s carecía de infraestructuras – y debió
pues autoabastecerse. El proceso de producción estaba integrado dentro de la
propia fábrica: desde la concepción del producto hasta su comercialización,
pasando por el diseño, la construcción de robots de ensamblaje y la fabricación
de todos los componentes.
Esto, que inicialmente pudo parecer un revés, la ayudó a
sobrevivir al entrar España en la Comunidad Europea en 1986 y hacer frente a la
competencia extranjera que acabó con todos los otros fabricantes, menos
Inoxcrom.
Pero entre Inoxcrom y STYB se marcó una diferencia de
principio: si bien la primera se orientaba inicialmente hacia un mercado más
elevado y personal, STYB desde un principio apostó por el mercado promocional y de “Regalo de Empresa”. Su presencia
en papelerías y venta al por menor fue muy reducido. Su mercado eran las ventas
en grandes cantidades a precios imbatibles (hoteles, bancos y tabacaleras son sus principales
clientes, además de numerosas pequeñas y medianas empresas), y
una fuerte vocación exportadora. De hecho, su ratio de exportación ha llegado a
ser del 75% en más de 100 países, con 10 millones de unidades mensuales.
Vogue Silver
y Vento Chrome promocionales
Y con ello la fabricación no terminaba al montar las piezas
producidas, sino que tuvo que especializarse en los acabados. De múltiples
técnicas para diferentes plásticos y vistosidades.
Máquinas de
inyección, línea del boli “Light”, y montaje de plumines.
El montaje de
plumines se hace siempre a mano, y por manos femeninas, en todos los fabricantes
Línea de
decoración por “calcomanías”
Decoración de
clips por tampones y por serigrafía (que parece una gigantesca impresora).
Abajo, un
muestrario de la línea con los diseños en producción.
Laboratorio
sobre la planta de fabricación. Máquina de ciclos térmicos y pH-metro
La fábrica alcanzó así los 20.000 m2 y a emplear a más de
100 personas, estando los procesos enteramente automatizados.
Nótese que la parte alta del clip
representa el corte de una punta de bolígrafo, que era antes el anagrama.
El
cuerpo del clip copia al “pico” de las Pelikan M.
Con el cambio de los tiempos, la fuerte competencia china
hizo replantearse el esquema de negocio y empezar a producir en ése país, pero
con un detalle especial: en vez de subcontratar a cualquiera de allí, y estar
dependiente de sus plazos y calidades, STYB montó su propia fábrica allí (de
hecho, hoy tiene dos), sobre las que tiene así control absoluto. La producción
se reparte y oscila entre China y Albacete según sea la cartera de pedidos y
los costes unitarios (a hoy, 2015, la balanza está retornando a nacional).
Y fiel a su idea inicial, su producto líder ha sido
siempre el bolígrafo. Más de la mitad de lo producido. Para nosotros,
aficionados a la estilográfica, puede sernos lastimero que tan solo
representen el 10% de la producción, y eso desde 1989 en que se retomaron tras
haberse abandonado (¡ porque en otros países hay quien aún las utiliza !), pero hay que reconocer que el
bolígrafo, ése artilugio sin carisma que nadie teme prestar o perder, es lo que
hoy se vende. El resto se reparte entre portaminas, marcadores y tinta líquida
(rollers cuya tinta es de desarrollo propio).
Bolígrafos
promocionales Rhin, Rio, Logos Pro y Light.
El último es
ubicuo en las habitaciones de hoteles.
Respecto a las estilográficas, todas son plásticas de
carga por cartucho (aunque pueden aceptar un convertidor estándar), y desde
1989 todas llevan un único alimentador estándar, que puede montar todos
plumines, con o sin iridio según el objetivo de mercado.
Plumines. Desde la izquierda, tres con
iridio: bicolor (Magister y Triumph), dorado general, acero general. Los tres
últimos sin iridio: dos USA (antiguos) y actual (2015)
En los últimos tiempos ha surgido otro mercado: las
“Colecciones”, licencias de diseños de artistas de prestigio con las que se
comercializan, en papelerías, líneas de producto basadas en un modelo
determinado. STYB, además, produce colecciones propias.
Capo
“Mariscal” y Compact “Mega Minimals” de Teo Tarras
Para terminar, Eduardo Sánchez Muliterno es aficionado a la poesía, autor
del poemario “La voz de la Memoria”, donde no oculta su pasión por Machado, y fue su admiración por Balzac la que le
empujó a marchar de joven a Francia. Presidió la asociación de empresarios de
papelería Propaper. Además, fue propietario (hoy vendidos) de viñedos y de las Bodegas
Sánchez Muliterno (Divinus, Viña Consolación, Magnificus, etc.) y del Pago
Guijoso. Otras actividades son las fotovoltaicas y las viviendas.
En 2015 se ha retirado con 76 años, dejando al frente de
STYB a dos de sus siete hijos, José Carlos y Eduardo Sánchez-Muliterno.
Miguel Huineman
Se agradece la hospitalidad y entusiasmo de D. Eduardo Sánchez Muliterno y de su hijo D. Eduardo al compartir su tiempo, datos y memorias, así como las visitas a las instalaciones.
Hola Miguel!! Sabrías explicarme el porque de los 3 agujeros de los bolígrafos, los que pone 450,600 y 750 metros?? Tiene alguna utilidad?
ResponderEliminarGracias y un saludo